Hay rumores de que existe un ministerio de Agricultura en el Perú. ¿Lo hay? ¿No serán simples especulaciones? Los medios daban cuenta en días recientes de la juramentación de un nuevo ministro y meses antes de otro. Llama la atención que el recientemente nombrado ministro, de apellido Arista, ni siquiera haya ofrecido una conferencia de prensa, particularmente con la prensa especializada, al igual como tampoco lo hizo su predecesor un tal Hernández.
Y si existe el ministerio de agricultura, ¿dónde están las políticas agrarias? ¿dónde están los lineamientos para hacer de la agricultura una actividad rentable para miles de familias que viven de ella y que dan de comer a millones de peruanos?
Si la respuesta va por el crecimiento de las agroexportaciones, (la bonita del baile) las cifras de este rubro tienen una dinámica propia del esfuerzo privado en ajustada colaboración con ciertos sectores y políticas de Estado orientadas hacia ellos. Por el contrario el Minagri sí tiene que ver con el escandaloso crecimiento de las importaciones de alimentos, como el maíz amarillo duro, café soluble, arroz, inclusive de las papas congeladas que vienen de Holanda, que provocaron las iras santas de los paperos nacionales. ¿Culpar a los importadores? ¿Por saber aprovechar una oportunidad de negocios en un país donde se importa de todo? Más bien podrían nominarlos para un Nobel de Economía por su habilidad para vender arena en el desierto.
Ministros de agricultura con disfraces para la foto, en actos públicos abrazando niños, con llamitas, con letreros de inicios de obras y logros de otros, con titulares rimbombantes en los medios, ¿ese es el trabajo del ministerio de agricultura? Entre sus ofrecimientos el actual régimen ofreció elevar a 10% cada año el presupuesto para el sector agricultura, pero sólo consiguió que le incrementen en 2%, es decir S/ 2,010.5 millones de soles para todo el sector.
De ese exiguo presupuesto un alto porcentaje se va para el pago de planillas del gran ejército burocrático que crece y crece con cada gestión entre empleados en Lima y provincias, incrementados más recientemente con la creación de diversos programas marketeros.
Mientras tanto a los agricultores no les llega nada de ese presupuesto y subsisten solo con su trabajo, esperando por una capacitación técnica, una asesoría una orientación que los ayude a salir de la pobreza y a hacer del trabajo de la tierra una actividad sustentable.
¿Qué tienen que ver los viajes al extranjero y concurrencia a ferias de tanto funcionario con la producción de un agricultor de Miaría, en el Bajo Urubamba? ¿Qué tienen que ver las ceremonias de premiación de alcaldes de dudosos méritos en elegantes hoteles con el trabajo en las chacras más alejadas de Huancavelica o Madre de Dios? ¿Qué tiene que ver con la actividad agropecuaria, tierra de nadie?
El Proyecto Chinecas lleva 60 años y no concluye, Majes duerme el sueño eterno. El Minagri no ha resuelto un tema de irrigaciones en los últimos 50 años, el proyecto Tambo Caracocha lo resolvieron entre gobiernos regionales
No obstante un despilfarro de S/. 45 millones por servicios satelitales en contrato firmado por el Minagri no mueven una sola ceja de la Contraloría, ni tampoco se sabe donde irá el dinero que recaudan las juntas de regantes, que según se dice son más de S/. 350 millones. ¿Alguien sabe en que se gastan?
Lo concreto es que Minagri gasta millones en “maquillar” la imagen del ministro de turno, en imprimir papelería inútil, manuales, propagandas radiales, “consultorías” ,o sea publicidad encubierta en medios, sin que se sepa a quién en el campo benefician con certeza.
El Minagri y sus ministros deben asumir su papel, dejar el marketing personal y dedicarse a desarrollar la agricultura del país, esa de largo plazo, ejecutar políticas de Estado que favorezcan a los miles de productores pobres y no sólo a la agroexportación. El problema es que los éxitos de ésta reditúan pronto y son los anhelados laureles de ministros marketeros mientras que los avances de la agricultura pobre son a muy, muy largo plazo y para hacer marketing no cuentan.