
¿Cómo proteger a la gran industria agroalimentaria de las noticias falsas o fake news si estas aparecen en portales, medios, revistas supuestamente serios?
En España le llaman «bulos», pasan sin filtros por medios no especializados y desorientan a la población en temas diversos como el glifosato, los transgénicos, los orgánicos, y hasta con epidemias tal como está sucediendo ahora con el coronavirus.
Muchas veces se llega a construir verdaderos consensos sobre falsedades. Un muro de contención son los periodistas especializados, en este caso los que dominan los temas agroalimentarios, quienes contrastan las informaciones aún cuando laboren en medios masivos.
Las noticias falsas son tema de preocupar pues hay estudios que señalan que el 30 por ciento de todos los contenidos de internet están vinculados a los alimentos.
Conversamos en Madrid con Álvaro Bárez, Secretario Ejecutivo de la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de España (APAE) y nos presentó un panorama respecto a este tema en Europa, particularmente en España, en el marco de la pasada feria Fruit Attraction de Madrid.
El periodista señala que es vital formar especialistas como aliados de la actividad agroalimentaria, aunque reconoció que tampoco está exenta de las presiones de los anunciantes.

Álvaro, ¿Qué hacer contra las noticias falsas en el sector agroalimentario?
Lo que nosotros hacemos es aglutinar a los compañeros en una asociación para entender la propia profesión periodística y ser un poco también defensores de la especialización del periodismo agroalimentario aquí en España porque al igual que pasa con otros tipos de periodismo se hace necesaria una especialización, transmitir la información de manera correcta y que no se produzca esa serie de bulos o fake news que están teniendo lugar en torno al sector alimentario.
Recientemente estuve en una jornada especial sobre bulos que organizó la patronal española de fabricantes de fitosanitarios y en ella se dijo que en torno al 30% de las noticias falsas que hay en internet están relacionadas con alimentación. En ese sentido, a una asociación de periodistas especializados nos toca bastante trabajo que hacer al respecto. La asociación tiene nexos tanto con la Federación Internacional de periodistas agrarios, que es la IFAJ y la Red Europea de Periodistas Agroalimentarios ENAJ (siglas en inglés).
Por esta razón estamos dando bastante chance a un curso de experto universitario en comunicación agroalimentaria que estamos desarrollando por la universidad San Jorge de Zaragoza, curso online en un 90% y 10% presencial. El objetivo que estamos buscando es cubrir una laguna que había en materia formativa de, en primer lugar, periodistas que se quieren especializar en el mundo agroalimentario y de gente que trabaja en empresas del sector agroalimentario que quieren comunicar pero no saben cómo hacerlo y les sirve como herramienta para formar a gente dentro de los departamentos de comunicación o marketing de las empresas del sector agroalimentario como las que van a ferias para tener alguien formado en temas de comunicación y poderse defender y poder hacer comunicación de la empresa.

¿Cómo están clasificados los periodistas de este sector en España?
Por una parte están los periodistas enfocados efectivamente en lo que es el sector primario, incluso de la industria y distribución, que pertenecen a revistas técnicas, especializadas, dirigidas al sector agroalimentario, y la otra, en la que echamos en falta más periodistas especializados y que son los grandes medios de comunicación donde desgraciadamente hay muy contados casos en los cuales se cuente con un periodista especializado en agroalimentación.
¿Se transmite mucha mitología o impresiciones, como semillas, productos o frutos milagrosos?
Mucho. Por ejemplo, en la parte productiva, sobre todo con muchos productos que dicen ser una cosa y luego los agricultores lo prueban y no tiene nada de milagroso. De hecho hace poco se ha renovado en Europa la normativa de fertilizantes, y una de las cosas que ha tocado es el tema los estimulantes. A partir de ahí se espera, por ejemplo, que muchos de estos productos que desde el punto de vista del marketing dicen ser milagrosos, que no engañen, pues no entramos en ello. Luego está la parte de la alimentación que ya corre por parte de los grandes medios.
Hay verdaderas campañas “pro” y “anti” donde no siempre se dicen cosas ciertas y que más bien responden a grandes intereses ¿Cómo enfrentan esto?
Nosotros como principio abogamos porque al final se consulten las fuentes contrastadas, eso lo tenemos clarísimo. Evidentemente para determinados casos las empresas al final tienen un mensaje dirigido, tienen interés comercial detrás. Pero no significa que no te vayan a decir la verdad aunque en algunos casos enfocan la realidad al área que a ellos les interesa.
Nosotros desde la asociación vamos a fuentes contrastadas, asociaciones de profesionales, universidades, el ente científico, autoridades, fuentes que pueden ser fidedignas y claras porque al final ellos no tienen interés comercial detrás.
¿Les ha tocado decir algo políticamente incorrecto por ejemplo contradecir algo que se dice que hace daño pero que no es así y que eso desconocen los medios no especializados?
En materia de sanidad vegetal tenemos, por ejemplo, el tema del glifosato. Yo entiendo perfectamente que hay unos límites máximos de residuos que la gente todavía no entiende que son unos límites legales y que probablemente están muy por encima de lo que toxicológicamente un cuerpo podría aguantar.

No obstante ha habido una corriente del mundo ecologista que ha hecho comunicación muy potente contra productos como el glifosato que ha hecho que la sociedad lo perciba como muy dañino y peligroso cuando en realidad si se hace uso correcto y sostenible son prácticamente inocuos.
En el tema del glifosato hay estudios señalando que mientras se haga uso correcto del producto no tiene que haber ningún problema para los consumidores.
Es más, muchos de los consumidores deberían preocuparse más por los medicamentos que se auto recetan que por las medicinas de las plantas que usan los agricultores y que en muchos casos están asesoradas por técnicos y respaldadas por sellos que certifican los productos que se utilizan, como es el caso de la agricultura ecológica.
¿El tema político está muy metido en el agro?
Sí, y sobre todo a nivel comunitario, porque muchas de las normativas que tienen que ver con el agro y España dependen de lo que diga Bruselas y en Bruselas hay que saber moverse. La gente interesada en determinadas soluciones y en que algunos productos salgan adelante deben participar en algunos lobbies porque al final un parlamento donde habrán votos decidirá.

¿Qué relación tienen con el Estado y la banca?
Eso es una relación compleja por varios motivos, en primer lugar las administraciones son lo que son y al final tienen que jugarse como administraciones más que como partidos políticos y eso en España cuesta bastante porque hay algunos ministerios que están politizados y hacen más política que administración propiamente dicha.
En cuanto a los bancos, a mi particularmente me llama la atención cómo el sector agroalimentario cuando llegó la crisis a España, la banca volvió al darse cuenta de que era un buen sector donde invertir, donde no ha pasado lo que en otros sectores como el inmobiliario que quebró por completo. En cambio el sector agroalimentario en su día aguantó bien la crisis a partir del 2008 y a partir de ahí los bancos volvieron a acercarse a los protagonistas del sector agroalimentario. Yo como periodista veo esto con escepticismo preguntándome ¿Y dónde estaban antes cuando había problemas y ahora que ven que el sector está fuerte están?
¿La prensa, especializada o no, sigue dependiendo de la publicidad?
El capital desgraciadamente manda, y en la prensa especializada se nota muchísimo la dependencia de la prensa de los anunciantes, y en ciertos momentos los compañeros se pueden sentir no presionados pero si condicionados a la hora de ofrecer ciertos contenidos cuando hay una carga económica detrás. El problema es que muchas de las publicaciones que hay aquí en España dependen de la publicidad.
¿Cómo ves el enfrentamiento entre el internet y los medios de papel?
Lo que los medios aún no tienen claro es el modelo publicitario. Está claro que tarde o temprano el papel va a desaparecer e ir a lo digital. Pienso que los contenidos de muy alta calidad se va a quedar en el papel y todo aquello que no tenga una alta calidad periodística a irá al digital.
¿Consideras que la producción de contenidos agroalimentarios es mucho más cara que por ejemplo la información política, además implica grandes desplazamientos?
Es cierto que los gabinetes políticos andan bombardeando todo el tiempo información, comunicados, una agenda y hay una cantidad de medios que todo el día están detrás.
En el sector agroalimentario eso no existe. Al final si tienes una especialización y tu agenda de contactos potentes y por arriba o por abajo consigues la información. En España las distancias no son como pueden ser en Latinoamérica, y eso es una ventaja.
En España un periodista afincado en Madrid a lo mucho puede viajar 600 Km. Y eso es una hora de avión. Y como mucho si debo ir a canarias son dos horas y media pero eso es un caso excepcional. Pero para irme a Barcelona, Almeria, la Coruña, a Sevilla son en tren dos horas y media y menos de una hora en avión.
¿Cuántos periodistas conforman la asociación?
Periodistas especializados 130 profesionales, entre periodistas agroalimentarios como profesionales de las comunicaciones, es decir que trabajan en medios como en asociaciones, entidades, agencias que se dedican al tema de la comunicación. Evidentemente en la asociación tenemos claro que quien forme parte debe tener la comunicación agroalimentaria como el pan de cada día.