
¿Recuerdan a Wilson Sucaticona el puneño productor de café que alcanzó hace algunos años gran fama a nivel nacional e internacional por producir el mejor café orgánico del mundo, campeón de campeones, endiosado hasta ser imagen de un banco donde se le mostraba como todo un ganador? Si él fuera jugador de fútbol sería Guerrero.
Pero un partido de fútbol no lo gana solo una estrella, lo gana un equipo, y un productor cafetalero sin su cooperativa es solo eso…una estrella.
La prensa, que en estos tiempos confunde su misión con el marketing barato, en su afán de vender titulares e historias, convirtió al productor cooperativista Sucaticona en una estrella. Lo usó, lo ensalzó, lo endiosó, le hizo probar el dulce y pasajero sabor de la fama. Para nada se acordaron que era parte de una cooperativa, la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de los Valles de Sandia, (CECOVASA) con quienes debía compartir su éxito y las ganas de salir adelante. Después de todo fue en el entorno cooperativo que logró el éxito cuando fue premiado por la SCAA.
Pero los premios al individualismo y al inmediatismo y el desdén por la organización y el futuro no tardaron mucho en pasar factura.Pasada la embriaguez de la soberbia y los halagos, Puno se debate ahora en el peor de sus momentos para la producción cafetalera y ocupa los últimos lugares en exportación.
“Puno, la región que en el 2007 alcanzó los 150 mil quintales de café pergamino, ya en el 2017, las dos organizaciones que monopolizan la comercialización, exportaron 15 mil 312 quintales y algo de este café viene de Cusco, entonces la producción cayó a menos del 10%” según comenta Gerardo Medina de Rain Forest Alliance en su cuenta Facebook.
“En el distrito San Juan del Oro, Sandia, Puno, se vive “alegría, tristeza, incertidumbre, optimismo”, añade.
Alentar el individualismo, como se ve, puede destrozar a todo un sistema cooperativo donde todos por igual deben compartir éxitos y fracasos, experiencias, vivencias y negocios.
Esa era la historia de algunos futbolistas estrellas del pasado. Y quizás sea lo que esté pasando ahora con el productor cafetalero de Jaén, Juan Heredia, brillante y dedicado, hasta hoy humilde, pero que no deja de aparecer en medios y eventos recordándonos que podría ser el sucesor de Sucaticona.
Se sabe que Heredia ya no está en su vieja cooperativa, Coopagro, la cual se muestra herida de ingratitud pues no ha sido invitada a compartir la gloria momentánea de su ex socio quien -como toda una estrella- decidió lanzar su propia marca tras haber sido declarado campeón de la Taza de Excelencia, un concurso –y subasta- internacional que valoró un solo quintal de Heredia en miles de dólares.
Heredia nos recuerda mucho a Sucaticona quien de humilde caficultor se convirtió en “coach” y hasta alguna periodista vendió -no sabemos si muchos o pocos- libros con su historia, pero pasada la algarabía, ya no se habla más de él y, hasta donde sabemos, su marca de café no se ve en ningún lado.
Quién sabe, el éxito de Sucaticona, lejos de mostrar la realidad del sector caficultor de Puno la ocultó, pues lo real es que de nada sirvió tanta lluvia de titulares para mejorar el panorama cafetalero en Puno que hoy vive una seria crisis cafetalera y ni siquiera entró a la ronda clasificatoria de la reciente Taza de Excelencia .
Luego de estas experiencias nos preguntamos si es más barato y conveniente para estamentos como el MINAGRI u organizaciones como DEVIDA hacer marketing a un solo productor y colgarse de él que desarrollar acciones concretas en favor de las miles de cooperativas cafetaleras.
Creemos que en el juego de roles toca al Estado y a las organizaciones mirar a largo plazo y dejar de lado el rutilante y falso marketing.
Y mientras tanto “donde había café ahora hay otro cultivo” ojo a la advertencia de Medina de Rain Forest Alliance , claramente sabemos que se refiere a la coca.