Chancay: la consolidación de la relación de China y América Latina

El puerto de Chancay, ubicado al norte de Lima, la capital de Perú, es el primer puerto inteligente de Sudamérica. También es un proyecto emblemático de colaboración entre China y Perú en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Desde que el puerto comenzó a operar en noviembre de 2024, ha habido numerosos análisis en los medios estadounidenses sobre este desarrollo y sobre la cooperación general de China con los países de América Latina. Algunos analistas parecen preocupados porque China ha reemplazado a Estados Unidos como el principal socio comercial de la mayoría de los países de la región, lo que, según ellos, implica que EE. UU. está “perdiendo terreno”.

 

Algunos sostienen que China está obteniendo beneficios económicos significativos. Y hay quienes citan a Laura Richardson, excomandante del Comando Sur de Estados Unidos, quien calificó a China como una amenaza “en la línea de las 20 yardas, en la zona roja de nuestro territorio”.

Sin embargo, estas percepciones erróneas sobre la cooperación mutuamente beneficiosa entre China y América Latina no aportan nada positivo al desarrollo y la prosperidad de la región.

Como naciones soberanas e independientes, los países latinoamericanos tienen el derecho de elegir sus propios caminos de desarrollo y sus socios. La región pertenece a sus pueblos. No es el “patio trasero” de ningún país. La amistad y cooperación de China con América Latina no impone condiciones, no está dirigida contra terceros y no busca competir por influencia con otras naciones.

Una cooperación recíproca

La cooperación entre China y América Latina ha contribuido de forma tangible al desarrollo económico y social de la región. El puerto de Chancay es un ejemplo claro. En su primera fase, reducirá el tiempo de envío de Perú a China a 23 días, disminuirá los costos logísticos en más del 20 por ciento, generará 4.500 millones de dólares en ingresos anuales para Perú y creará más de 8.000 empleos directos.

Además, cabe destacar que el puerto de Chancay cuenta con un centro de rescate animal para proteger lobos marinos, pingüinos y otras aves, al tiempo que mejora sus hábitats, humedales y playas.

Curiosamente, The Washington Post informó algo contrario a los temores de los medios estadounidenses. Citó a Leolino Dourado, investigador del Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico de la Universidad del Pacífico en Lima, quien dijo: “Las preocupaciones estadounidenses sobre el uso del puerto por parte del ejército chino no han tenido eco en Perú, que ha recibido con entusiasmo la perspectiva de un centro de alta tecnología que atraiga inversiones a la región”.

El puerto de Chancay es solo un ejemplo. Numerosos otros proyectos entre China y América Latina también muestran resultados positivos. Por ejemplo, el proyecto hidroeléctrico de Belo Monte en Brasil, que implica la construcción de una gran represa y el transporte a larga distancia de la electricidad generada, abastece a polos industriales y ha solucionado el problema de escasez energética para más de 22 millones de brasileños.

Un caso de proyección

Según algunos análisis en medios de comunicación, China construye puertos en el extranjero con fines “militares” o como preparación ante posibles boicots de Occidente. Sin embargo, el puerto de Chancay no solo ha fortalecido los lazos comerciales entre China y América Latina, sino que también ha elevado la conectividad regional y la integración económica a un nuevo nivel.

Estados Unidos, que cuenta con una red global de bases navales, suele proyectar sus propias prácticas sobre China, alegando que los puertos construidos por el país asiático buscan expandir su poder militar o invadir la esfera de influencia estadounidense.

Con una mentalidad propia de la Guerra Fría, EE. UU. tiende a ver casi todos los proyectos de infraestructura en el extranjero impulsados por China de forma negativa. Por ejemplo, el proyecto Port City Colombo en Sri Lanka, que creará un polo de desarrollo sobre tierras ganadas al mar, es calificado como una “base naval” para China; el tren de alta velocidad Yakarta-Bandung en Indonesia y el ferrocarril de trocha estándar Mombasa-Nairobi en Kenia son presentados como supuestas “trampas de deuda”.

Para que una sociedad prospere, los países deben optar por la apertura en lugar del aislamiento, la cooperación en lugar de la confrontación, y la prosperidad compartida en lugar de la dominación. China da la bienvenida a todas las iniciativas que puedan contribuir al desarrollo y alienta a la comunidad internacional —incluidos los Estados Unidos— a aumentar su compromiso para ayudar a los países en desarrollo. Una percepción más objetiva de la cooperación entre China y América Latina permitirá a Estados Unidos asumir mejor sus responsabilidades como potencia global y aportar más a la prosperidad mundial.

Nota: esta es un artículo republicado del medio «CGTN» a través de un acuerdo de cooperación entre ambas partes para la difusión de contenido periodístico. Link original.

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