Por Norma Rojas M.
En las quebradas de Amaclle, un lejano poblado al sur de de Ayaví en Huancavelica, sobre los 2,500 metros sobre el nivel del mar, un productor – Gonzalo Zárate Sotelo- ha plantado paltos de exportación nada menos que en los andenes incaicos que ostenta esta región desde la época prehispánica, decidido a poner en valor estas obras de ingeniería agrícola inca y dejando de lado los tradicionales productos de pan llevar que hasta ahora sembraban allí sus vecinos.
El paisaje es impresionante. A donde se mire hay andenes. Es una zona de restos arqueológicos y vestigios de la intensa actividad agrícola de nuestros antepasados.
Gonzalo Zárate, vivía en Ica donde fue testigo del crecimiento de la región gracias a la agroexportación. Hace cinco años se jubiló y decidió volver a su natal Huancavelica y, en su pueblo Amaclle, quiso replicar lo que con tanto éxito vio crecer en Ica.
De vuelta a tu tierra, rodeada de andenes incas, decidió ponerlos en valor. Desde hace dos años estuvo preparando el terreno, limpiandolo y con plantones regalados por el municipio, emprendió la tarea. Hoy tienen plantados unos 1,500 paltos y espera su primera cosecha para fines de febrero del 2022 con un volumen aproximado de 10 mil a 12 mil kilos de fruta. A un precio de más-menos 6 soles el kilo en chacra obtendrá más de 60 mil soles, algo nunca conseguiría con cultivos de maíz o alfalfa.
El Sr. Zárate sabe que de su éxito depende que otros productores como él sigan el ejemplo. De hecho ya lo están haciendo dándole mantenimiento a sus andenes y cultivando por ahora hortalizas y pequeños arbustos. La zona es ideal para frutales. Se cultiva chirimoya, lúcumas, plátanos, etc.

Lugar ecoturístico
Amaclle es un sitio maravilloso, lleno de andenes que además puede convertirse en unos años en un lugar ecoturístico. El problema es que no existe una carretera que conecte este lugar con la vía más cercana, y es difícil sacar la fruta que tiene que salir por medio canastas y de cables.
Cultivar paltas no es fácil, hay una curva de aprendizaje, pero lo está intentando y avanza hacia la meta de obtener fruta de calidad, de buen calibre, y apta para el mercado internacional.
Cambiar productos de panllevar a paltos supone un verdadero reto para el productor quien debe someterse a un verdadero cambio cultural. Tiene que adaptarse a la dinámica de la exportación, adquirir buenas prácticas agrícolas, alimentar correctamente sus plantas, cuidarlas de plagas y enfermedades, usar sistemas de riego, etc.

No obstante su esfuerzo se verá coronado cuando el marzo próximo logre vender su producción a la empresa Florida Blanca.
Articulando productores con agroexportadores
Adriel Reynoso es articulador de negocios, se encarga de hacer de engranaje entre productores y agroexportadores ya que de otra manera aquellos no tendrían cómo colocar su producción de manera adecuada. Es el nexo y también el orientador. Le provee al agricultor de las pautas técnicas que exige el agroexportador para que logre certificar sus campos y finalmente obtener la fruta que necesita para exportar.
“De esta manera el agricultor tiene asegurada la venta de su fruta y el agroexportador tiene la capacidad de ampliar su oferta exportable”, explica Reynoso quien comprará la producción del agricultor Gonzalo Zárate para venderla a Agrícola Florida Blanca.
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